jueves, 14 de agosto de 2008

La odié toda mi vida, pero puedo vivir con ella.

He estado pensando (¿pensando?) y me di cuenta que siempre sentí un poco de rechazo de mi abuela, es más de la familia de mi papá, porque la familia de mi mamá es ausente; es más ni siquiera los conozco. Mi abuela es una señora de unos 80 años, creo que son 80, ya que nunca se me dió por preguntar cuántos eran los años que llevaba; con una mirada de esas despectivas y algo nerviosa; inquieta; falsa como ninguna e interesada. Llegó de los pagos de Resistencia, un pueblo chico de la provincia de Chaco.
Como decía, esta señora, la madre de mi padre, que insiste en que la llame abuela, nunca me quiso mucho. Corrección: Nunca me quiso, porque yo era una chiquita inquieta, habladora, inteligente (?), es decir, era lo suficientemente inteligente como para leer a los dos años y encima aprender jugando (sí, como Fisher Price, je je). Es más, siempre en los almuerzo, cenas, cumpleaños y/o festividades caretas, a las cuales asistíamos año tras año; la nena (o sea yo) hacía su gracia; y dejaba a los adultos anonadados por la lucidez de la criatura. Y, por sobre todas las cosas era morena, un carboncito para ser realistas. Yo, para mi anciana abuela no cumplía los requisitos de una nieta ideal: Ser rubia, tener piel clara, ser tranquila, chuparse el dedo y esconderse tras la falda de esta señora; eran las características infalibles que no debía carecer, y por lo visto, yo, era la contracara. Siempre fui muy lanzada, de decir las cosas que me molestaban o me quitaban el sueño sin pensarlo más de una vez; algo irrespetuosa quizás, era de decir las verdades con humor, ácido pero humor en fin. Eso era algo que mi abuela odiaba de mí, y no sé por qué, qué mejor que decir la verdad ¿No?.
Y bueno, es hasta el día de hoy que mi abuela prefiere a mis primos y hermana de piel blanca, y que nos conectamos con un "Hola y Chau" obligado, claro que sí. Pero me he dado cuenta, que también estoy orgullosa de haber heredado el hermoso color canela de la piel de mi madre. Asumo que también me sentí discriminada en otros aspectos por la anciana: como el lunar de los Gómez, todo aquel que pertenezca a la dinastía lo tiene en la pierna derecha, menos yo. También un par de miles de veces se ha llenado la boca de halagos, hablando sobre los hijos de mi tía; estas personas son una especie de reprimidos insufribles, perfectos hijos, buenos y talentosos como ninguno. No tengo nada en contra de ellos, es más me llevo muy bien, pero es una historia que nadie se la cree; menos yo. La perfección es el punto de llegada, y creo ninguno de nosotros todavía llegó.



  • Ninia Mujer

2 comentarios:

dane :) dijo...

miiilee
are
asdflkajsdfkas :W
tekiero buacha
aguante boca :|
asdfalksrdaemfa
arefasdfçasdfç

dane :) dijo...

aguante la cuuuuuuuuuuuumbiaaa :|
t firmo un par d veces
asi tenes 2 firmas y
sos blogger(?